EXTRAIDO INTEGRAMENTE DEL BLOG "EL ROJO Y EL BLANCO" Y QUE RESUME A LA PERFECCION LO QUE SENTIMOS.
" Nosotros, que como vosotros y al contrario que ellos, somos del Atleti, llevamos tiempo hartos de todo esto. Tristes, cansados, algo deprimidos, rabiosos a ratos, desesperados otros, en ocasiones incluso muertos de risa. Nosotros, que somos del Atleti hace tiempo o no hace tanto, oiga, vemos desde hace años cómo esto ya no es lo que era, ya no es el Atleti con el que crecimos, el Atleti que nos quitaba el sueño antes de los partidos importantes, tras las derrotas sonadas y el mismo día y los días después de los triunfos que todos recordamos. Nosotros, como vosotros, llevamos tiempo viendo cómo se degrada lo que era nuestra fuente de orgullo, de felicidad y de cabreo, ese miembro más de la familia por el que brindamos todos los fines de año, ese ser indefinible pero siempre presente en todo que nos obliga a elegir los caramelos rojiblancos de la bolsa y jamás los blancos.
Nosotros, últimamente gruñones y depresivos, negativos y siempre escépticos, hemos llegado a un punto en el que nada nos sorprende. No nos sorprende la contratación de un jugador desconocido a precio de oro, ni la presentación de un desconocido a manos de un famosillo sin oficio conocido que se permite descalificar a tipos que llevan pagando su abono cincuenta años, ni las declaraciones absurdas de Aquél Que Prometió No Volver A Hablar, ni la desfachatez en las entrevistas de Aquél Que No Pisa El Estadio. No nos sorprende que se vayan canteranos de proyección infinita, ni que se nieguen a jugar jugadores con prensa de estrella y cabeza de chorlito que consideran que no están hechos para ser cabeza de este ratón que antes fue león, quizás por tener clara vocación de ser cola de rata. No nos sorprende que la prensa nos venda puestos sonrojantes como éxitos históricos ni que nos digan que una plantilla de segundón constituye la apuesta definitiva por Champions para la temporada que empieza. No nos sorprende ya nada, no, qué cosas.
Nosotros, eso sí, tenemos claro que el fin de las sorpresas no supone que las noticias no nos indignen, que no nos avergüencen, que no nos irriten. Porque nosotros, del Atleti hasta la úlcera, no vemos esto como un pasatiempo de fin de semana, como una excusa para vociferar improperios, como una cita semanal con un tipo al que no apreciamos en exceso. Al contrario, nos duele el Atleti más que al que más, más casi de lo recomendable. Por tonto que resulte, el Atleti es una parte fundamental de nuestras vidas, y no es por el equipo en sí sino por lo que representan las rayas rojiblancas, por las horas habladas con los amigos sobre los jugadores que llevaron las camisetas, por los kilómetros hechos para ver partidos, por las lloreras en los grandes partidos ganados y los dientes apretados de los partidos perdidos. Nosotros, cuyo verdadero amor por el Club ha sido puesto en entredicho alguna vez por algún ignorante, somos de esos que decimos que somos del Atleti a los cinco minutos de conocer a alguien, decimos que somos del Atleti en las entrevistas de trabajo, decimos que somos del Atleti cuando damos una conferencia o durante una operación a corazón abierto y sabemos que, de ganar un Oscar, un Nobel, un Grammy o un premio regional al pimiento más grande de la cosecha, sabemos que en el discurso de agradecimiento nos acordaremos de nuestros padres, de nuestras parejas, de nuestros hijos, de nuestros amigos y de nuestros ídolos y siempre, cómo sea, cuándo sea y dónde sea, aunque no pegue, diremos que somos del Atleti sin duda alguna, sin duda.
Nosotros, los de los párrafos de arriba, llevamos gruñendo ya años, con la vida algo amargada por culpa del Atleti. Cuando hablamos del Atleti nos brillan los ojos pero también se nos marcan los músculos de las mandíbulas, hablamos con orgullo pero también con rabia y desesperación. Tanto es así que hasta nosotros mismos empezamos a hartarnos de ser tan negativos, de decir siempre que estamos hartos, que estamos avergonzados, que estamos hasta el gorro de ellos, de los que se sientan en el palco y no sienten lo que nosotros, de los que se llaman directiva y no dirigen nada que no sea su propia granja de engorde.
Vosotros, mientras, nos miráis casi desde fuera, desde el mismo lado del río pero desde la otra acera. Aunque sois del Atleti también, y no más ni menos que nosotros, en ocasiones nos miráis con desconfianza, en otros con sorpresa, muchas veces con hartazgo y otras hasta con ira aunque también brindéis por el Atleti cada fin de año y prefiráis los caramelos de envuelta rojiblanca a cualquier otro, aunque sean de cereza. Para vosotros, que sois del Atleti como nosotros pero de forma distinta aunque igualmente respetable, el Atleti es vuestro equipo del alma pero no pensáis que todo sea tan negro como lo vemos nosotros. El Atleti es lo que es, quizás podría ser algo mejor; pero conseguir cambiarlo, creéis, os queda lejos y no tenéis tiempo o dinero o ganas de poneros a ello, que ya tenéis bastante con lo vuestro. El Atleti, pensáis, no va tan mal como decimos nosotros y la prensa ha dicho que ahora viene Simeone y ese sí que va a poner las cosas en su sitio con ese mal genio que tiene y esa cara de pocos amigos. Pensáis que el próximo equipo será mejor, que el año que viene será mejor, que el próximo entrenador será el definitivo. Os seguís ilusionando con lo que dice la prensa, seguís creyendo que ese jugador desconocido que cada año traemos es tan bueno como dicen en los periódicos que no compráis pero leéis en el bar, no le dais más vueltas a por qué el Atleti volvió a fichar un portero cuando lo que hacía falta era un delantero alto, un defensa central y un contable honrado.
A vosotros, que como nosotros tenéis otras cosas que hacer, ya casi os da pereza hablar del tema porque veis que no lleva a nada. Pensáis que no pasa nada porque se critique la gestión en los bares, que no vale de nada denunciar la importancia de los agentes y la deuda con Hacienda porque de vosotros no depende que se haga cumplir la ley ni la moral ni las buenas costumbres. Preferís pensar menos en el tema y encogeros de hombros y dedicaros a ver los partidos y volver a casa a cenar, sin ver el resumen si se ha perdido o viéndolo cuatro veces si se ha ganado. Preferís pensar que en la Peineta se estará mejor porque se estará a cubierto y porque en la puerta cuatro habrá un Pans and Company's sin preguntaros si realmente hay que irse a la otra punta de Madrid cuando ya tenemos un estadio que está estupendamente. No os preocupa la deuda más que por si supone que no se podrán fichar buenos jugadores y preferís que jueguen los de la cantera, pero si a éstos se les niegan las oportunidades tampoco vais a montar un escándalo. Tampoco vamos a estar todo el día dando la matraca como estos que se hacen llamar "nosotros", pensáis, que tampoco vamos a conseguir nada y hay cosas más importantes. Y no os falta razón, la verdad, hay días que uno piensa que no os falta razón, oiga.
Mientras esto pasa entre nosotros y entre vosotros, ellos siguen a lo suyo. Siguen comprando medianías y vendiendo joyas, siguen comprando jugadores del mismo agente y vendiendo humo. Ellos siguen apareciendo en las presentaciones de jugadores, estadios, ciudades deportivas y audaces campañas de marketing destinadas a adormecer conciencias. Siguen hablando con equipos tailandeses y marroquíes y poniendo nombres rimbombantes a contubernios entre clubes sin demasiado futuro. Siguen dando las entrevistas a los medios afines y guardando silencio ante los críticos, siguen tirando de amigos para defender lo indefendible y colocando portavoces en las tertulias radiofónicas. Siguen pensando en los temas claves para el equipo, como por ejemplo cómo convertir los números del dorsal en una forma de ganar dinero en vez de pensar en qué entrenador es necesario. Siguen gestionando la entidad al borde de la ley y al otro lado de la moral y siguen influyendo en prensa, televisión y radio para que parezca que el futuro es brillante aunque el pasado reciente sea tan negro como sus intenciones. Siguen evitando preguntas incómodas y respondiendo a las verdades con chascarrillos, siguen demandando a los pequeños accionistas y esquivando responsabilidades, siguen llegando a acuerdos oscuros con fondos de inversión y viendo cómo sus socios en negocios paralelos desfilan por los juzgados. Siguen haciendo, en fin, lo que todos vemos, lo que todos ven, lo que tan mal nos parece a todos y tanta vergüenza nos da, siguen haciendo las cosas que hacen que el 100% de los amigos no atléticos coincidan en el veredicto: "mientras no se vaya esta gente, no levantaréis cabeza".
Ellos, aunque poco preocupados por el Atleti y muy lejos de sentirlo como lo sentís vosotros y lo sentimos nosotros, son sensibles a algunas cosas y no les gusta que se les silbe en el campo. La sensación es que cuando nosotros y vosotros hemos estallado juntos, se han sentido irritados, con la irritación de aquél que se cree superior y se ve criticado por otro al que no cree a su altura. Ellos llevan mal los pitidos y los gritos y cuando los han escuchado de cerca han soltado algún improperio y se han llevado la mano a la cartera, como diciendo que ellos sí que están forrados y no vosotros ni nosotros. Ellos no llevan bien los pitidos y, sabiendo que las cosas irán mal, prefieren buscar escudos que les defiendan de las iras de la grada, entrenadores de nombre sonoro y que rime fácil para que la afición se centre en pedir su cabeza y deje en paz al palco.
Si aún así la grada hace saltar la crítica de plano y les salpica, ellos tiran de afines que hacen llamamientos a la unión, que hacen ver que las buenas aficiones nunca protestan sino que tragan sin fin, que intentan hacer pasar por un anti-atlético a aquél que osa hacer lo que hacía tan a menudo la afición que hizo grande al Atleti, es decir, exigir, protestar, reclamar orgullo y respeto por las rayas rojiblancas. Parte de la prensa, la misma que silencia impagos y miserias, escribe entonces artículos llamando al bien común, a no hacer caso a los negativos y secesionistas y a no hacernos daño entre nosotros, vosotros y ellos. Algunas peñas cercanas y algunos periodistas que en su vida han estado en una grada hacen entonces proclamas sobre lo que el verdadero atlético debe hacer en los malos momentos, que no es otra cosa que callarse y animar, que pagar el abono e ir a las presentaciones de los fichajes del fondo de inversión, que centrarse en no descentrar a los jugadores y protestar únicamente, si fuere menester, al final del partido, cuando un empleado del club convenientemente aleccionado suba hasta los límites admisibles por la OMS el volumen de la megafonía.
Y mientras ellos hacen lo que cada vez es más evidente para vosotros y más ofensivo para nosotros, esto se acaba. Se va acabando la energía de los críticos, se va asumiendo como normal la inmoralidad, se van reduciendo las expectativas en la clasificación. Se va tomando como inevitable la venta de los buenos, se hacen chistes sobre la compra de los malos, se van perdiendo derbis y derbis y van naciendo nuevas rivalidades con equipos que nunca habrían soñado medirse con el Atleti. Se pierden partidos en casa, se pierden partidos fuera, se cambian entrenadores y jugadores, se instala la sensación general de que los buenos están sólo de paso. Se van dando de baja los históricos de la grada, se van perdiendo las ganas de animar al equipo, se van perdiendo las ganas de protestar. Se van destapando las cuentas reales del club, se va acabando con la credibilidad de los periodistas que defienden la gestión, se van despoblando las gradas. Se van confundiendo las ideas, se van instalando las dudas sobre si merece o no la pena ir a ver al equipo, se va inundando todo de nostalgia, ya casi ni de rabia.
Esto se va acabando y todos lo vemos. Se va acabando y es culpa de ellos principalmente, pero también de nosotros, que no supimos hacer llegar el mensaje, y de vosotros, que no quisisteis recibirlo. Será por lo que sea, pero esto se va acabando y, sí, es culpa de ellos pero también es culpa de nosotros y vosotros, culpa de todos porque no tenemos los arrestos de hacer nada juntos."
miércoles, 21 de diciembre de 2011
jueves, 10 de noviembre de 2011
la agonía del mediapunta: Hablando desde el intestino
la agonía del mediapunta: Hablando desde el intestino: Hoy les voy a hablar sobre el proceso productivo de la Agonía. Uno, se acerca al Calderón o se sienta delante del televisor y se concentra t...
jueves, 27 de octubre de 2011
UNA HISTORIA DE VIOLENCIA
Me dan la bronca algunos lectores veteranos porque hace tiempo que no hablo de esos personajes e historias del pasado que a veces, para bien o para mal, ayudan a encajar el presente. Así que, para quienes echan de menos las historias del abuelo Cebolleta, hoy tocamos esa tecla, recordando a uno de esos fulanos sobre los que, de nacer en otro sitio, habría novelas, películas y series de la tele. Pero nació aquí, aunque pasó la vida fuera de España, ganándose el pan con una espada. Así que tenía pocas posibilidades de figurar en los libros de texto de los colegios. Como dijo no recuerdo qué político analfabeto de los que mezclan churras con merinas, la violencia no educa.
Año 1547. La España del emperador Carlos V tiene al mundo agarrado por las pelotas. Los príncipes protestantes se han puesto flamencos, y les caen encima, entre otros, los tercios de infantería española. La cosa se dilucida en Mühlberg, con el río Elba entre los ejércitos del elector de Sajonia y el del emperador. Se acomete la gente, se retiran los luteranos, y en mitad del pifostio hay un momento delicado. Huyendo ante el empuje de la vanguardia mandada por el duque de Alba, que siega como una guadaña, los alemanes –marcando el paso de la oca, o lo que marcaran entonces– pasan el río por un puente de barcas, lo recogen en la otra orilla, y para defender el único vado y cubrir su retirada acumulan allí enorme cantidad de artillería y arcabuceros. De manera que al llegar los españoles granizan balas sobre los arneses. El de Alba, cabreadísimo, va de un lado a otro sin saber cómo hincarle el diente al asunto, pues los tudescos van a enrocarse tras las murallas de la plaza fuerte, y de allí no los sacarán ni con Tres en Uno. El emperador está a punto de llegar con el grueso del ejército, encontrando el paso bloqueado; y además, los enemigos empiezan a incendiar las barcas. Como para ingerir cianuro.
Entonces ocurre una de esas cosas que a veces nos pierden a los españoles y otras nos salvan. Algo muy nuestro. Muy de aquí. Porque de pronto, en mitad del carajal, a un soldado del Tercio Viejo se le va la pinza y empieza a ciscarse en los alemanes y en todos sus muertos; y jurando en arameo se pone la espada entre los dientes, echa a nadar por el vado bajo una lluvia de arcabuzazos, llega a la orilla con dos cojones, arremete contra los alemanes echando espumarajos, y mata a cinco. Tras él, por vergüenza torera y porque está feo dejarlo ir solo, se han echado al agua su capitán y nueve soldados, que salen chapoteando y gritando «España, cierra, cierra», como animales. Imagínense el cuadro y las pintas de mis primos, aullando mojados de barro y con ojos de locos, de mucho matar, con sus barbas, espadas, escapularios y demás parafernalia. De ese modo los colegas llegan a tiempo de ayudar al que pelea a la desesperada, acuchillando a mansalva. Así, entre los diez, hacen un escabeche de toma pan y moja. Y mientras los alemanes deciden que es momento de salir por pies a buscar unas cervezas, los españoles, chorreando agua y sangre ajena, apagan el incendio, reconstruyen el puente, y cuando llega el emperador, su ejército lo pasa tranquilamente, alcanza al enemigo, y al elector de Sajonia y a su puta madre les da las suyas y las de un bombero.
Después, Carlos V pregunta quién fue el majara que cruzó el río. Y le presentan a un oscuro soldado de padres vascos aunque nacido en Medina del Campo, llamado Cristóbal Mondragón. Y allí mismo, sobre el campo de batalla, el emperador lo llama «el mejor soldado del mejor tercio de la infantería española» y lo nombra alférez. Al capitán que lo siguió lo asciende a maestre de campo, y a los nueve soldados les da tanto dinero que Lope de Vega, en su comedia El valiente Céspedes, dirá más tarde que los ha cubierto de oro.
¿Colorín colorado? Casi. Y no como habría debido ser. Con el tiempo, Mondragón se convirtió en uno de los más destacados militares españoles en las guerras de Flandes. Amado por sus hombres, eso le granjeó –no podía ser de otra manera–, odios y envidias en España. Y Felipe II, al que sirvió con tanta devoción y valor como al padre, se portó con él como un miserable. Cuando ya veterano volvió a su patria y solicitó expediente de nobleza, los jueces se las arreglaron para inventarle antepasados judíos. Humillado, lleno de amargura y vergüenza, Mondragón regresó a Flandes, de donde no había de volver nunca. Acabó con noventa años, digno hasta el fin, ordenando que lo pusieran en la ventana para que sus soldados, que lo adoraban, lo viesen morir. En su testamento pedía, en pago a sus servicios, la castellanía de Amberes para su hijo y una capitanía de lanzas para su nieto. El rey, naturalmente, no concedió ni la una ni la otra.
Año 1547. La España del emperador Carlos V tiene al mundo agarrado por las pelotas. Los príncipes protestantes se han puesto flamencos, y les caen encima, entre otros, los tercios de infantería española. La cosa se dilucida en Mühlberg, con el río Elba entre los ejércitos del elector de Sajonia y el del emperador. Se acomete la gente, se retiran los luteranos, y en mitad del pifostio hay un momento delicado. Huyendo ante el empuje de la vanguardia mandada por el duque de Alba, que siega como una guadaña, los alemanes –marcando el paso de la oca, o lo que marcaran entonces– pasan el río por un puente de barcas, lo recogen en la otra orilla, y para defender el único vado y cubrir su retirada acumulan allí enorme cantidad de artillería y arcabuceros. De manera que al llegar los españoles granizan balas sobre los arneses. El de Alba, cabreadísimo, va de un lado a otro sin saber cómo hincarle el diente al asunto, pues los tudescos van a enrocarse tras las murallas de la plaza fuerte, y de allí no los sacarán ni con Tres en Uno. El emperador está a punto de llegar con el grueso del ejército, encontrando el paso bloqueado; y además, los enemigos empiezan a incendiar las barcas. Como para ingerir cianuro.
Entonces ocurre una de esas cosas que a veces nos pierden a los españoles y otras nos salvan. Algo muy nuestro. Muy de aquí. Porque de pronto, en mitad del carajal, a un soldado del Tercio Viejo se le va la pinza y empieza a ciscarse en los alemanes y en todos sus muertos; y jurando en arameo se pone la espada entre los dientes, echa a nadar por el vado bajo una lluvia de arcabuzazos, llega a la orilla con dos cojones, arremete contra los alemanes echando espumarajos, y mata a cinco. Tras él, por vergüenza torera y porque está feo dejarlo ir solo, se han echado al agua su capitán y nueve soldados, que salen chapoteando y gritando «España, cierra, cierra», como animales. Imagínense el cuadro y las pintas de mis primos, aullando mojados de barro y con ojos de locos, de mucho matar, con sus barbas, espadas, escapularios y demás parafernalia. De ese modo los colegas llegan a tiempo de ayudar al que pelea a la desesperada, acuchillando a mansalva. Así, entre los diez, hacen un escabeche de toma pan y moja. Y mientras los alemanes deciden que es momento de salir por pies a buscar unas cervezas, los españoles, chorreando agua y sangre ajena, apagan el incendio, reconstruyen el puente, y cuando llega el emperador, su ejército lo pasa tranquilamente, alcanza al enemigo, y al elector de Sajonia y a su puta madre les da las suyas y las de un bombero.
Después, Carlos V pregunta quién fue el majara que cruzó el río. Y le presentan a un oscuro soldado de padres vascos aunque nacido en Medina del Campo, llamado Cristóbal Mondragón. Y allí mismo, sobre el campo de batalla, el emperador lo llama «el mejor soldado del mejor tercio de la infantería española» y lo nombra alférez. Al capitán que lo siguió lo asciende a maestre de campo, y a los nueve soldados les da tanto dinero que Lope de Vega, en su comedia El valiente Céspedes, dirá más tarde que los ha cubierto de oro.
¿Colorín colorado? Casi. Y no como habría debido ser. Con el tiempo, Mondragón se convirtió en uno de los más destacados militares españoles en las guerras de Flandes. Amado por sus hombres, eso le granjeó –no podía ser de otra manera–, odios y envidias en España. Y Felipe II, al que sirvió con tanta devoción y valor como al padre, se portó con él como un miserable. Cuando ya veterano volvió a su patria y solicitó expediente de nobleza, los jueces se las arreglaron para inventarle antepasados judíos. Humillado, lleno de amargura y vergüenza, Mondragón regresó a Flandes, de donde no había de volver nunca. Acabó con noventa años, digno hasta el fin, ordenando que lo pusieran en la ventana para que sus soldados, que lo adoraban, lo viesen morir. En su testamento pedía, en pago a sus servicios, la castellanía de Amberes para su hijo y una capitanía de lanzas para su nieto. El rey, naturalmente, no concedió ni la una ni la otra.
EL PERRO DE ROCROI
La vida concede ciertos privilegios, y tener algunos amigos leales, sólidos como rocas, es uno de los míos. Entre ellos se cuenta el mejor de los pintores de batallas españoles vivos: se llama Augusto Ferrer-Dalmau, y llegué a su amistad por el camino más corto: la admiración que siento por su obra. Un día fui a una exposición suya y se lo dije. Le hablé de cómo, en mi opinión, su pintura continúa y renueva una tradición clásica que en España, con breves excepciones, tuvo escasa fortuna. Pocos de nuestros pintores se ocuparon de un género que en Francia tuvo a Meissonier y a Detaille, y en Inglaterra a Caton Woodville. Por ejemplo.
Ahora Ferrer-Dalmau ha terminado un cuadro espléndido, que estos días puede admirarse en una exposición que sobre su obra y la de su paisano Cusachs se celebra en el venerable edificio de Capitanía de Madrid, esquina de Mayor con Bailén. Se llama `Rocroi. El último tercio´, y narra -pintar con talento es una forma de narrar tan eficaz como otra cualquiera- la situación en el campo de batalla de Rocroi hacia las diez de la mañana del 19 de mayo de 1643, cuando los veteranos de la destrozada infantería española, formando el último cuadro, esperaban impasibles el ataque final de la artillería y la caballería francesas. Último ataque, éste, que no llegó a producirse. Admirado el duque de Enghien por la resistencia de los españoles -murallas humanas, los llamaría Bossuet- permitió a los supervivientes capitular con todos los honores, en los términos que se concedían a las guarniciones de plazas fuertes.
El cuadro de Rocroi tiene para mí un sentido especial, pues nació de una conversación con el pintor mientras despachábamos un cordero con cuscús en un restaurante de Madrid. Un lienzo crepuscular, fue la idea, que reflejase la soledad y el ocaso, la derrota orgullosa, el impávido final simbólico de la fiel infantería que durante dos siglos, desde los Reyes Católicos a Felipe IV, hizo temblar a Europa. El retrato riguroso de aquellos soldados empujados por el hambre, la ambición o la aventura, que acuchillaron el mundo caminando tras las viejas banderas, desde las junglas americanas a las orillas lejanas del Mediterráneo, de las costas de Irlanda e Inglaterra a los diques de Flandes y las llanuras de Europa central: hombres brutales, crueles, arrogantes, amotinadizos y broncos, sólo disciplinados bajo el fuego, que todo lo soportaban en cualquier degüello o asedio, pero que a nadie -ni siquiera a su rey- toleraban que les alzase la voz.
Mete un perro en el cuadro, sugerí más tarde, cuando el artista me mostró los primeros bocetos: uno que, como sus amos, se mantenga erguido esperando el final. Un chucho español flaco, pulgoso, bastardo, que siguió a los soldados por los campos de batalla y que ahora, acogido también al último cuadro, abandonado por su patria y sin otro amparo que sus colmillos, sus redaños y los viejos camaradas, espera resignado el final. Y píntalo tan desafiante y cansado como ellos.
A Ferrer-Dalmau le gustó la idea. Y ahora he visto el cuadro acabado, y el perro está ahí, en el centro, entre un veterano de barba gris y un joven tambor de trece o catorce años que el artista ha pintado rubio porque, naturalmente, es hijo de madre holandesa y de medio tercio. En el lienzo no figura el nombre del perro; pero Ferrer-Dalmau y yo sabemos que se llama Canelo y es un cruce de podenco y galgo español de hocico largo y melancólico, firme sobre sus cuatro patas, arrimado a sus amos mientras mira las formaciones enemigas que se acercan entre el humo de la pólvora, dispuestas al ataque final. Vuelto a los franceses como diciéndose a sí mismo: hasta aquí hemos llegado, colega. Es hora de vender caro, a ladridos y dentelladas, el zurcido pellejo. El cuadro es soberbio, como digo. O me lo parece.
Retrata a la pobre y dura España de toda la vida: el soldado ciego con una espada en la mano, al que un compañero mantiene de pie y vuelto hacia el enemigo; los que rematan sañudos a los franceses moribundos; el tranquilo arcabucero que sopla la mecha para el último disparo; el desordenado palilleo de picas que eriza la formación, tan diferente a las victoriosas lanzas que pintó Velázquez. Y sobre todo, la expresión de los soldados que miran al enemigo-espectador con rencor asesino. Acércate, parecen decir. Si tienes huevos. Ven a que te raje, cabrón, mientras nos vamos juntos al infierno. Realmente da miedo acercarse a esos hombres; y uno entiende que les ofrecieran rendirse con honor antes que pagar el precio por exterminarlos uno a uno. Son tan auténticos como el buen Canelo: españoles desesperados, tirados como perros, olvidados de Dios y de su rey. Y pese a todo, arrogantes hasta el final, fieles a su reputación, temibles hasta en la derrota. Peligrosos y homicidas como la madre que nos parió.
Ahora Ferrer-Dalmau ha terminado un cuadro espléndido, que estos días puede admirarse en una exposición que sobre su obra y la de su paisano Cusachs se celebra en el venerable edificio de Capitanía de Madrid, esquina de Mayor con Bailén. Se llama `Rocroi. El último tercio´, y narra -pintar con talento es una forma de narrar tan eficaz como otra cualquiera- la situación en el campo de batalla de Rocroi hacia las diez de la mañana del 19 de mayo de 1643, cuando los veteranos de la destrozada infantería española, formando el último cuadro, esperaban impasibles el ataque final de la artillería y la caballería francesas. Último ataque, éste, que no llegó a producirse. Admirado el duque de Enghien por la resistencia de los españoles -murallas humanas, los llamaría Bossuet- permitió a los supervivientes capitular con todos los honores, en los términos que se concedían a las guarniciones de plazas fuertes.
El cuadro de Rocroi tiene para mí un sentido especial, pues nació de una conversación con el pintor mientras despachábamos un cordero con cuscús en un restaurante de Madrid. Un lienzo crepuscular, fue la idea, que reflejase la soledad y el ocaso, la derrota orgullosa, el impávido final simbólico de la fiel infantería que durante dos siglos, desde los Reyes Católicos a Felipe IV, hizo temblar a Europa. El retrato riguroso de aquellos soldados empujados por el hambre, la ambición o la aventura, que acuchillaron el mundo caminando tras las viejas banderas, desde las junglas americanas a las orillas lejanas del Mediterráneo, de las costas de Irlanda e Inglaterra a los diques de Flandes y las llanuras de Europa central: hombres brutales, crueles, arrogantes, amotinadizos y broncos, sólo disciplinados bajo el fuego, que todo lo soportaban en cualquier degüello o asedio, pero que a nadie -ni siquiera a su rey- toleraban que les alzase la voz.
Mete un perro en el cuadro, sugerí más tarde, cuando el artista me mostró los primeros bocetos: uno que, como sus amos, se mantenga erguido esperando el final. Un chucho español flaco, pulgoso, bastardo, que siguió a los soldados por los campos de batalla y que ahora, acogido también al último cuadro, abandonado por su patria y sin otro amparo que sus colmillos, sus redaños y los viejos camaradas, espera resignado el final. Y píntalo tan desafiante y cansado como ellos.
A Ferrer-Dalmau le gustó la idea. Y ahora he visto el cuadro acabado, y el perro está ahí, en el centro, entre un veterano de barba gris y un joven tambor de trece o catorce años que el artista ha pintado rubio porque, naturalmente, es hijo de madre holandesa y de medio tercio. En el lienzo no figura el nombre del perro; pero Ferrer-Dalmau y yo sabemos que se llama Canelo y es un cruce de podenco y galgo español de hocico largo y melancólico, firme sobre sus cuatro patas, arrimado a sus amos mientras mira las formaciones enemigas que se acercan entre el humo de la pólvora, dispuestas al ataque final. Vuelto a los franceses como diciéndose a sí mismo: hasta aquí hemos llegado, colega. Es hora de vender caro, a ladridos y dentelladas, el zurcido pellejo. El cuadro es soberbio, como digo. O me lo parece.
Retrata a la pobre y dura España de toda la vida: el soldado ciego con una espada en la mano, al que un compañero mantiene de pie y vuelto hacia el enemigo; los que rematan sañudos a los franceses moribundos; el tranquilo arcabucero que sopla la mecha para el último disparo; el desordenado palilleo de picas que eriza la formación, tan diferente a las victoriosas lanzas que pintó Velázquez. Y sobre todo, la expresión de los soldados que miran al enemigo-espectador con rencor asesino. Acércate, parecen decir. Si tienes huevos. Ven a que te raje, cabrón, mientras nos vamos juntos al infierno. Realmente da miedo acercarse a esos hombres; y uno entiende que les ofrecieran rendirse con honor antes que pagar el precio por exterminarlos uno a uno. Son tan auténticos como el buen Canelo: españoles desesperados, tirados como perros, olvidados de Dios y de su rey. Y pese a todo, arrogantes hasta el final, fieles a su reputación, temibles hasta en la derrota. Peligrosos y homicidas como la madre que nos parió.
miércoles, 29 de junio de 2011
sábado, 21 de mayo de 2011
domingo, 8 de mayo de 2011
JARTOS D'AGÚANTAR
Bendito sea el circo que acampa cada 15 dias a orillas del manzanares, para deleite de los visitantes a Madrid.
Redundar en que se fiche con criterio en este equipo, o que hay que hacer una limpieza general, empezando por el palco, pasando por plantilla(lo del tarugo es una broma demasiado pesada a estas alturas)y acabando por el que reparte almohadillas, empieza a ser tan cansino, tan repetitivo y tan evidente a todas luces, que es que, ya da ASCO¡¡.
Aun asi me alegraria sobremanera que quedaramos 7º y que estos mercenarios empiezen a sudar a mediados de junio y que empiezen a jugar previas en chipre, bielorusia, magadascar o pernanbuco.
El ultimo delantero "fuoriclassi" que suena para el ATLETI es Rondon.
Desde aqui hago una humilde sugerencia al director deportivo, quienquiera que sea. Delanteros baratos y goleadores:
Delibasic del Rayo, Geijo del Granada,Despotovic del Gerona o Benito Camelas del equipo de mi barrio. Zarrapastrosos¡¡, que nos estais convirtiendo en el hazmerreir de ESPAÑA. Dirincuentes de mierda, y adlateres siervos bien pagados y amancebados bajo la sombra del todo vale y aqui no pasa nada, del pupismo ilustrado, de los putos giles y cerezos¡¡¡.
A día de hoy no nos habríamos hecho del Atleti pues el club actualmente no representa los valores de siempre del Atlético de Madrid. Hemos perdido toda nuestra idiosincrasia, sentido y personalidad. Somos una pantomima y una caricatura del otro grande Atlético de Madrid. Ya no somos el Atleti sino un engendro. Mientras sigan los Giles y los Cerezos, el Atlético de Madrid no volverá a recuperar su grandeza. Día a día, la afición asiste a la muerte del Atleti y muchos no hacen nada.
¡¡DIRECTIVA CULPABLE!! ¡¡ AFICIÓN CADA VEZ MÁS COMPLICE !!
ATLETIOMUERTE
Redundar en que se fiche con criterio en este equipo, o que hay que hacer una limpieza general, empezando por el palco, pasando por plantilla(lo del tarugo es una broma demasiado pesada a estas alturas)y acabando por el que reparte almohadillas, empieza a ser tan cansino, tan repetitivo y tan evidente a todas luces, que es que, ya da ASCO¡¡.
Aun asi me alegraria sobremanera que quedaramos 7º y que estos mercenarios empiezen a sudar a mediados de junio y que empiezen a jugar previas en chipre, bielorusia, magadascar o pernanbuco.
El ultimo delantero "fuoriclassi" que suena para el ATLETI es Rondon.
Desde aqui hago una humilde sugerencia al director deportivo, quienquiera que sea. Delanteros baratos y goleadores:
Delibasic del Rayo, Geijo del Granada,Despotovic del Gerona o Benito Camelas del equipo de mi barrio. Zarrapastrosos¡¡, que nos estais convirtiendo en el hazmerreir de ESPAÑA. Dirincuentes de mierda, y adlateres siervos bien pagados y amancebados bajo la sombra del todo vale y aqui no pasa nada, del pupismo ilustrado, de los putos giles y cerezos¡¡¡.
A día de hoy no nos habríamos hecho del Atleti pues el club actualmente no representa los valores de siempre del Atlético de Madrid. Hemos perdido toda nuestra idiosincrasia, sentido y personalidad. Somos una pantomima y una caricatura del otro grande Atlético de Madrid. Ya no somos el Atleti sino un engendro. Mientras sigan los Giles y los Cerezos, el Atlético de Madrid no volverá a recuperar su grandeza. Día a día, la afición asiste a la muerte del Atleti y muchos no hacen nada.
¡¡DIRECTIVA CULPABLE!! ¡¡ AFICIÓN CADA VEZ MÁS COMPLICE !!
ATLETIOMUERTE
domingo, 17 de abril de 2011
sábado, 16 de abril de 2011
domingo, 10 de abril de 2011
Paseo Melancólicos: Que se vayan, les diremos que se vayan
Paseo Melancólicos: Que se vayan, les diremos que se vayan: "La plataforma Atléticos por el Cambio convoca a todos los atléticos para que acudan a la manifestación el próximo Domingo 10 de Abril a las..."
jueves, 31 de marzo de 2011
Estadio de La Peineta - Atletico de Madrid
Cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia.
Basta ya de mentiras¡¡¡
Dirigentes Culpables¡¡ Fuera del Calderon ¡¡
viernes, 18 de marzo de 2011
lunes, 21 de febrero de 2011
domingo, 20 de febrero de 2011
INDIGNOS
Dps de tantas semanas sin conocer la vitoria, ayer panda de patanes, lograsteis dar una misera alegria a vuestra aficion.
Dps de que los temibles , Hercules, Sporting y Bilbao nos pintaran la cara, que el laureado far$a, no se ensañara mucho,que el eterno siguiera haciendo de las suyas, y van ... y que uno de los peores y mas racanos Vcf que recuerdo, nos ganara sin hacer nada del otro jueves, ayer por fin, 7 dias dps de conjuraros, volvimos a ganar, apuradamente, a un claro candidato al descenso.
Y ahora, ¿Sacareis pecho??
Salvando honrosas excepciones, 3ó4 a lo sumo, todos los demas sois INDIGNOS de llevar esta camiseta.
Nuestro ATLETI esta representado por 20 "fenómenos" y un mago del banquillo que llevan eludiendo su compromiso desde inicio de temporada. Indignos,Infames,Ingratos.
INDIGNOS de representar al ATLETI.
INDIGNOS de representaros a vosotros mismos siquiera.
INDIGNOS de representar a esta afición.
INDIGNOS del sutancioso sueldo que cobrais.
INDIGNOS de permanecer en el ATLETI ni un minuto mas dps del ultimo partido de temporada.
TODOS INDIGNOS Y CULPABLES¡.
Habeis,y aun lo haceis, estado jugando con los sentimientos y expectativas de toda la aficion.
Pero ya no espero nada de vosotros.NADA. Despues de fracasar en copa y Europa League, nada espero de vosotros en esta liga que se va a hacer una tortura de aqui hasta el final.
Vagais por el campo erraticos,sin direccion, sin sentido,como pollos sin cabeza, sin presionar al rival, sin el más minimo compromiso que se le debe pedir a un profesional del futbol.
Quo vadis ATLETI?
TODOS , jugadores, entrenador,director deportivo,dirigentes y sobre todo PROPIEDAD, INDIGNOS Y CULPABLES¡¡¡.
Dps de que los temibles , Hercules, Sporting y Bilbao nos pintaran la cara, que el laureado far$a, no se ensañara mucho,que el eterno siguiera haciendo de las suyas, y van ... y que uno de los peores y mas racanos Vcf que recuerdo, nos ganara sin hacer nada del otro jueves, ayer por fin, 7 dias dps de conjuraros, volvimos a ganar, apuradamente, a un claro candidato al descenso.
Y ahora, ¿Sacareis pecho??
Salvando honrosas excepciones, 3ó4 a lo sumo, todos los demas sois INDIGNOS de llevar esta camiseta.
Nuestro ATLETI esta representado por 20 "fenómenos" y un mago del banquillo que llevan eludiendo su compromiso desde inicio de temporada. Indignos,Infames,Ingratos.
INDIGNOS de representar al ATLETI.
INDIGNOS de representaros a vosotros mismos siquiera.
INDIGNOS de representar a esta afición.
INDIGNOS del sutancioso sueldo que cobrais.
INDIGNOS de permanecer en el ATLETI ni un minuto mas dps del ultimo partido de temporada.
TODOS INDIGNOS Y CULPABLES¡.
Habeis,y aun lo haceis, estado jugando con los sentimientos y expectativas de toda la aficion.
Pero ya no espero nada de vosotros.NADA. Despues de fracasar en copa y Europa League, nada espero de vosotros en esta liga que se va a hacer una tortura de aqui hasta el final.
Vagais por el campo erraticos,sin direccion, sin sentido,como pollos sin cabeza, sin presionar al rival, sin el más minimo compromiso que se le debe pedir a un profesional del futbol.
Quo vadis ATLETI?
TODOS , jugadores, entrenador,director deportivo,dirigentes y sobre todo PROPIEDAD, INDIGNOS Y CULPABLES¡¡¡.
jueves, 10 de febrero de 2011
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